No sé si ésta sea una historia que pueda empezar con "Erase una vez",no sé si ésta historia tiene un príncipe y una princesa; lo que si sé es que debe ser contada, y lo que si sé es que ésta historia tiene un final feliz...
Había hace ya mucho tiempo, una hermosa doncella, de belleza exótica, de ojos negros rasgados, piel canela y tersa como la seda al tacto, de boca pequeña y roja como las manzanas, que siempre estaba curvada en una sencilla pero hermosa sonrisa; una doncella de cabello negro y crespo, de mente vivaz, un poco torpe y despistada pero con un corazón inmensamente grande...
Erase también, un caballero de andares torpes, ojos verdes que cambiaban a la luz del crepúsculo en un largo día de batallas, con mirada elocuente frente a una boca poco decidida y no muy amiga de las palabras, un cabellero que en silencio buscaba a su doncella...
La Doncella durante mucho tiempo lloró, lloró a un amor perdido, un amor que la hizo dudar de lo verdadero en éste mundo, un "maldito amor", como ella solía llamarlo... Caminó sola durante mucho tiempo en la oscuridad, una oscuridad que solo era menguada en las noches de luna llena, cuando esporádicamente podía ver más allá de lo que sus ojos cansados de llorar le permitían...
El Cabellero, silencioso y poco elocuente, no salvaba doncellas en peligro, sólo se mantenía a salvo de sí mismo, de sus miedos, de sus angustias y de sus inseguridades. Para él no había Doncella lo suficientemente perfecta que lo hiciera sonreír de manera sincera y transparente, para él, no había Doncella que llenara un salón con su presencia; para él no había Doncella que lo hicera sentir real...
Pero con el tiempo llegó el día, el día que estaba escrito en sus destinos y en sus vidas que se iban a conocer, llegó el día en que se cruzaron los caminos de los dos: Ambos con el corazón en la mano. Ella, para asegurarse que cuando callera de nuevo,éste no se le escapara y fuera capaz de retenerlo con fuerza para no derramar lágrimas en vano, por alguien que no las derramaría por ella, y Él para sentir el momento en que su corazón le susurrara a su alma que había llegado aquella que no necesitaba salvar, pues ella lo salvaría a él... Ella tropezó,sin querer chocó con él y un suspiro se escapó de su alma al verlo a los ojos y perdese en ellos como lo había hecho ya, una vez, hace mucho tiempo cuando no le temía al amor; Él la tomó entre sus brazos, sin saber que hacía miro ésa boca pequeña pero perfecta que con una sonrisa le dijo "Lo siento"...
Sin poder contenerse el Caballero se despojo de su armadura y le sonrió como no lo había hecho jamás y le dijo, en medio de un suspiro una carjada y un susurro: "...Risitas...". Y así fué como sucedió...Ella sin saber que Él iba a ser su amor verdadero un amor que lloraría cada lágrima junto ella en silencio; y él sin saber, que Ella iba a ser su razón verdadera para sonreir día a día de manera sincera y transprente...
viernes, 25 de julio de 2008
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